Aunque es algo de lo que no se habla mucho, lo cierto es que no es infrecuente que los hombres (o sus parejas) consulten a las sexólogas y los sexólogos por un tiempo de eyaculación que consideran excesivo. Suelen consultar porque las penetraciones (u otras prácticas de estimulación genital) se alargan en el tiempo, ocasionando que ellos mismos, o sus parejas, se cansen o comiencen a sentir molestias.
El otro día me encontré con artículo muy interesante que daba a conocer una nueva orientación sexual que desconocía por completo: la autosexualidad.
Hace años escribí en otro blog acerca del orgasmo vaginal y el orgasmo clitoriano. En ese momento en mi consulta recibía muchas mujeres que se autodenominaban “clitorianas” y lo hacían con pesar, ¡ellas querían ser “vaginales”!. Actualmente he de decir que no me pasa tanto, ahora escucho más bien lo del orgasmo clitoriano con aceptación, como quién admite a su pesar que engorda con facilidad. Siempre me ha hecho gracia lo de “clitoriano”, me suena a extraterrestre y hoy vengo a reinvindicar el origen del orgasmo femenino en el clítoris.
La eyaculación precoz es una queja común en la consulta de terapia sexual. Los hombres con este problema cuentan que no tienen percepción de control de la eyaculación nunca o casi nunca y que eso les ocasiona dificultades en su vida sexual; a su pareja no le da tiempo a llegar al orgasmo durante el coito y además ven limitadas las posiciones, ritmos y prácticas puesto que en algunas la sensación de eyaculación inminente llega casi de inmediato. En estos casos, el problema está sobre todo en su mente y será una cuestión de entrenamiento en el control de la eyaculación, pero hay factores agravantes que conviene conocer.
Sería injusto decir que afirmaciones como las de que, para ser feliz, hay que cambiar de pareja cada cinco años, provienen de la psicología.
El condón es el método anticonceptivo elegido por el de las parejas. Aunque no es el más eficaz en la prevención del embarazo (un 82% en su uso típico frente al 91% de la píldora que es el segundo método más utilizado), es el único junto al preservativo femenino, que nos protege de las enfermedades de transmisión sexual. A pesar de ello, algunas personas siguen teniendo reticencias en su uso, asegurando que disminuye la calidad de las relaciones. ¿Qué tiene esto de cierto?
El “vaginismo”, como ya hemos explicado con cierta extensión en algún artículo anterior, es la dificultad o imposibilidad de introducir nada en la vagina debido a la involuntaria contracción de los músculos que rodean la cavidad vaginal.
En esta oportunidad, te contaré algunas cosas sobre el sexo anal, también conocido como “sodomía”, término que ya no es tan utilizado ¡Afortunadamente! Proviene de la ciudad de Sodoma, “la cual según la Biblia, fue destruida por Dios por ser una ciudad pecaminosa”. Cuando hablamos de sexo anal, nos referimos a la penetración, ya sea con el pene u otro objeto, por el recto. Como la mayoría de los temas relacionados con la sexualidad, el sexo anal no se salva de ser un tema tabú y por ende está rodeado de mitos, de los cuales aquí te compartiré y aclararé los 5 más comunes. Acompáñame a seguirle poniendo a nuestras vidas, Sentido Sexual.
En la consulta de sexología, las sexólogas y los sexólogos atendemos de forma frecuente a hombres que acuden preocupados por un tiempo de eyaculación que consideran escaso. Afirman padecer lo que comúnmente se denomina “eyaculación precoz”, aunque dicho término no es del agrado de muchos sexólogos y sexólogas, que prefieren hablar de que estos hombres están insatisfechos con un tiempo de eyaculación que consideran corto o insuficiente.
Últimamente, las sexólogas y los sexólogos estamos recibiendo algunas consultas referentes a la denominada “demisexualidad”. Por ello, hemos decidido dedicar el presente artículo a aclarar algo sobre este término de reciente aparición.