Salud y sexualidad: los genitales femeninos

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Salud y sexualidad: los genitales femeninos

Salud y sexualidad: los genitales femeninos

julio 01, 2017

Cuando se habla de genitales femeninos, es común que se haga referencia al aparato reproductor de la mujer, compuesto por la vagina (canal que comunica los órganos internos del aparato reproductor con los externos), el útero (donde crece el feto en desarrollo en el caso de un embarazo), las trompas de Falopio y los ovarios (que producen los óvulos o gametos femeninos).

 

 

Es obvio que es importante y necesario que mujeres y hombres conozcan estas partes del cuerpo femenino, sus funciones y cómo cuidar su salud. Pero menos conocidas son las partes externas, las zonas visibles de la anatomía genital femenina.

 

LA VULVA

 

Una primera pregunta que podríamos formularnos sería: ¿Por qué la vulva y las partes que la componen son menos conocidas que las zonas internas?

 

Cuando las sexólogas y los sexólogos tratan este tema en los talleres de educación sexual, las propias mujeres suelen aducir al respecto que la vulva “es difícil de ver”, que “está escondida entre las piernas” y resulta poco accesible a la vista, al contrario que el pene y los testículos del hombre, mucho más visibles.

 

Sin embargo, es llamativo que esas mismas mujeres saben situar en su cuerpo, y dibujar, el útero, los ovarios o las Trompas de Falopio, pese a que, con mucha probabilidad, no las han visto nunca, ya que se encuentran en el interior de su cuerpo.

 

Posiblemente lo poco que se nos hable de sexualidad se centre en la parte reproductiva de la anatomía femenina, y por tanto, es más frecuente que las mujeres tengan una imagen mental de las zonas internas (las reproductivas).

 

Las externas, menos asociadas con la reproducción (excepto la entrada de la vagina), zonas como los labios o el clítoris, son menos conocidas por parte de las mujeres, e incluso de muchos hombres. Al no ser consideradas de importancia en la reproducción, socialmente se han invisibilizado, o han sido consideradas zonas “tabú”.

 

Las sexólogas y los sexólogos frecuentemente animamos a las chicas, y a las mujeres, a conocer su cuerpo, a mirar sus genitales, saber las partes que lo componen, conocer su aspecto habitual, sus funciones, y su papel en el placer (además de en la reproducción).

 

Coger un pequeño espejo de mano y mirar los genitales propios, aprender su orografía, su olor, su textura, aprender a amarlos y apreciarlos, conocer las sensibilidades que su tacto despierta… son unos pasos que abren puertas al placer propio y al posible encuentro satisfactorio con otras personas. Y también a la salud, lógicamente.

 

 

¿Qué zonas componen la vulva? Se pueden apreciar los labios externos (que suelen tener vello) e internos (sin vello y con una coloración más intensa, generalmente). El clítoris, situado en el punto superior en el que se unen los labios internos. La entrada vaginal, y el meato urinario (la salida de la uretra, por donde la mujer orina).

 

De todas estas zonas, vamos a detenernos en el clítoris. Esta palabra en realidad suele designar al glande del clítoris, ya que el conjunto clitoral es una estructura compleja que es interna en su mayor parte, siendo visible únicamente una pequeña zona del mismo (lo que usualmente se denomina clítoris). Es algo así como “la punta del iceberg”.

 

El glande del clítoris suele tener un papel fundamental en el placer femenino y en el orgasmo femenino, por lo que no está de más tener clara su ubicación, y también aprender a estimularlo.

 

Por María Victoria Ramírez Crespo