El “sexo” casual, sin compromiso, o las relaciones sexuales esporádicas… ¿es algo más frecuente ahora? ¿hombres y mujeres lo buscan por igual? Te respondemos a algunas cuestiones en el siguiente post…
Las fantasías eróticas son pensamientos agradables, excitantes, que mantienen nuestra mente en “clave erótica”, nos ponen en contacto con nuestra erótica interior y añaden sabor a la vida diaria.
Nuestra sexualidad está influenciada por cómo nos sentimos con nuestro cuerpo, si nos gustamos o no. Por este motivo, para muchas personas, sobre todo mujeres, resulta difícil llegar a sentirse bien con ellas mismas, con sus cuerpos.
Las sexólogas y los sexólogos se encuentran frecuentemente en consulta con los problemas de deseo, tanto en el caso de los hombres, como en el caso de las mujeres.
Cuando se habla de genitales femeninos, es común que se haga referencia al aparato reproductor de la mujer, compuesto por la vagina (canal que comunica los órganos internos del aparato reproductor con los externos), el útero (donde crece el feto en desarrollo en el caso de un embarazo), las trompas de Falopio y los ovarios (que producen los óvulos o gametos femeninos).
Se habla mucho de la “eyaculación precoz” masculina, pero ¿existe algo parecido en la mujer?
Los problemas mas habituales en la sexualidad femenina son las dificultades en el deseo erótico, el vaginismo, la dispareunia (o coito doloroso), y las insatisfacciones de pareja. ¿Ha cambiado la sexualidad femenina? Es cierto que la forma en que la sociedad contempla la sexualidad femenina ha cambiado. También la educación que se ofrece a las mujeres y los hombres ha cambiado, así como los papeles que se le asignan. Sin embargo, ciertos cambios son más superficiales que profundos.
En la concepción actual, la erótica es considerada como una parte esencial del ser humano. Actualmente, la vida erótica se encuentra valorada. Se reconoce la importancia de desarrollar una vida erótica satisfactoria y plena, tanto en el hombre como en la mujer, considerándose los encuentros eróticos una parte esencial en la convivencia y adecuación de las parejas.
Una de las cosas que más nos gusta hacer, de un largo tiempo a esta parte, es el constatar algo por otra parte obvio; la cultura nos condiciona en nuestra forma de “ser”. Nuestra personalidad, nuestra sexualidad y, según algunos, hasta nuestro sexo, se forjan a golpe de condicionante represivo y, sin ese “refajo” cultural ni esa presión a la que somos sometidos desde el momento en el que ponemos los pies en el mundo, seríamos, actuaríamos y pensaríamos de manera muy distinta.
Es sabido que con los años en las relaciones estables se termina la pasión. En cambio, la relación fugaz con un amante casado es de puro placer, sin preocupaciones ni cuestiones diarias que interrumpen el disfrute. El mito popular dice que tener una ventura ayuda a destapar el costado sexual más aventurero, por eso muchas mujeres buscan amantes casados con el fin de explorar y ser transgresoras, pero… ¿es realmente así?.